Es más lo que nos une/ The Ties that Bind Us

“Quien no conoce las lenguas extranjeras, nada sabe de la suya propia.”
–Goëthe

Hace como siete años, yo estaba estudiando francés en escuela superior. Aprendimos en la clase sobre todos Los diferentes países en que sé hablaba el idioma, no sólo en Francia.

Recuerdo que algo me cautivó la imaginación y el interés cuando aprendimos de Marruecos, en la región norte de Africa. Me fascinaba todo sobre la cultura marroquí– los dos idiomas, francés y árabe, los colores vibrantes que usan en su decoración, el ritual de beber té de menta varias veces al día.

Pero sobre todo me emocionaba al escuchar de lo amistosos que son las personas de este país, por lo general. Cada vez que me encontraba a alguien de Marruecos, inmediatamente les hablaba en francés, y no podía parar de hacerles preguntas de su estilo de vida en su tierra natal.

Más o menos al mismo tiempo, mis papás y yo empezamos a hablar de la posibilidad de viajar a España y a Italia, dos países cuales yo nunca había visitado. También empecé a hacer campaña para que también incluyéramos a Marruecos en nuestros planes.

El sueño de algún día tener la oportunidad de ir a estas tres naciones me sostuvo durante todos esos años que no viajábamos más lejos de Puerto Rico.

Unos pocos años antes de que mi papá sé retirara del trabajo, comenzamos a planificar la estrategia de nuestro viaje. Yo no podía creer que después de tanto tiempo, pronto sé me daría el sueño.

El 26 de abril finalmente salimos de Orlando, y paramos en Paris para cojer otro avión rumbo a Milán, Italia.

Nos quedamos una noche en Milán y rápido nos reunimos con el mejor amigo de Papi, a quien yo le llamo mi Tío Tom. Luego nos reunimos con mi Tía Lavinia, mi Tío Jorge y mi prima Kaemi.

En Italia pasamos 9 días todos juntos antes de que nos separamos. Mis papás y yo fuimos a Marrakech, en Marruecos, donde pasamos tres noches, y luego a España, donde hemos disfrutado la última semana de vacaciones.

Son tantas las lecciones que hemos aprendido juntos en países que antes eran desconocidos para nosotros. Pero sobre todo lo más que me enfatizan mis experiencias es que son más los factores que nos unen uno al otro que los que mis dividen. Si uno aprende a mirar más allá del color de la piel, a escuchar más allá de la lengua extranjera, uno verá que las necesidades básicas y fundamentales son iguales, a pesar de las variaciones en la experiencia humana.

Todos respiramos, dormimos, comemos, reímos, lloramos, hablamos, gritamos, soñamos…y amamos. Y pese a veces las dificultades en comunicación, no hay persona a quien no tengamos el potencial de satisfacer alguna de éstas necesidades vitales.

Más fotos y relatos interesantes vendrán pronto…mañana tengo que regresar a la aburrida realidad.

¡Cariño a todos desde Madrid!

Laurita

“Those who know nothing of foreign languages know nothing of their own.”
–Johann Wolfgang Von Goëthe

About seven years ago, I was studying French in high school. In class, we learned about all the different countries in which French is spoken, not only France.

I remember something captured my imagination and interest when we learned about Morocco, in the northern region of Africa. I was fascinated by every aspect of Moroccan culture– their two languages, French and Arabic, the vibrant colors used in their décor, the ritual of drinking mint tea various times a day.

But above all I became thrilled upon hearing how friendly the people are in this country, for the most part. Every time I would come across someone from Morocco, I would immediately speak to them in French, and I couldn’t stop myself from asking them questions about the lifestyle in their native country.

More or less around the same time, my parents and I began discussing the possibility of traveling to Italy and Spain, two countries I had never been to. I also began campaigning to include Morocco in our plans.

The dream of someday having the opportunity to visit these three countries kept me going all those years during which we never traveled farther than Puerto Rico.

A few short years before Papi retired from work, we began planning the logistics of our trip. I couldn’t believe that, after so many years, my dream was on the verge of coming true at last.

On April 26th, we finally left Orlando, and we had a quick layover in Paris before heading to our first destination, Milan, Italy.

We stayed in Milan for the night, and quickly met up with my Papi’s best friend, whom I call Uncle Tom. Later we reunited with my aunt (Tía) Lavinia, my uncle (Tío) Jorge and my cousin (prima) Kaemi.

We spent nine days together in Italy before we went our separate ways. My parents and I went to Marrakech, Morocco for three nights, and then we headed for Spain, where we’ve spent the last week of our vacation.

We’ve learned so many lessons together in countries that were once unknown to us. But what my experiences highlighted the most for me was that there are more ties that bind us (factors we have in common) than lines that divide us. If one learns to look past skin color, and to listen beyond the foreign tongue, one will realize that our basic and fundamental needs are the same, despite the variations in the human experience.

We all breathe, sleep, eat, laugh, cry, speak, scream, dream…and love. And in spite of our occasional difficulties in communicating, there is not one person for whom we don’t possess the potential to meet at least one of these vital needs.

More photos and interesting tales to come soon…tomorrow I must return to my humdrum reality.

Love to all from Madrid!

Laurita

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