El Día de la Independencia

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Cuando yo me mudé a este país era una criatura pequeña e inofensiva. Sólo tenía tres años, asi que ni siquiera había empezado la escuela. Yo no tengo recuerdo ninguno de haber vivido en Puerto Rico. Sin embargo, desde muy chiquita, yo les mostré a mis padres que tengo carácter fuerte y que defiendo mis valores.

Recuerdo que a los 7 o 8 años ya les reclamaba: “¿Por qué no esperaron a que yo tuviera edad para dar permiso para mudarnos de Puerto Rico?”

¡A penas yo había comenzado escuela elemental, y ya solía tener edad de consentimiento! Mi petición tal vez sonaba irrazonable, pero mi motivo era simple: era única hija, así que añoraba a mis primos, quienes eran como hermanos para mí.

También insistía en solo hablar español entre la familia, en mi casa. Si yo me enteraba que alguien entendía español, yo me reusaba a hablarle en inglés. Con esto volví loca a todos mis familiares que visitaban y que me rogaban, “¡Porfavor, di algo en inglés!”

Ahora llevo 21 años viviendo con mis padres en Orlando, Florida. Me he acostumbrado al ritmo diario de esta ciudad, aunque a veces lo encuentro aburrido. (Preferiría vivir en un a ciudad más metropolitana, como Nueva York.)

He formado lazos y conexiones muy valiosas aquí, y por muchas razones no me puedo imaginar haberme criado en otro lugar. Pero todavía siento mucha nostalgia cuando escucho un aguinaldo, una salsa, una canción sentimental sobre mi patria.

Antes cuando visitaba a mi familia en Puerto Rico (tengo mitad de mi familia “inmediata”– tíos, tías, primos hermanos– en Orlando y mitad allá), me sentía fuera de sitio, que no podía seguir el rumbo de ese país porque no vivía el día tras día de allí.

Después regresaba a los Estados Unidos y sentía frustración con que los demás no entendían todo lo que yo había experimentado en Puerto Rico.

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Ahora cuando visito a Bayamón– y San Juan, y Santurce– siento que le he cogido el rumbo. Tengo amistades allá. Encajo tan facilmente allá como lo hago acá. Todavía me siento como extranjera cuando mi familia se reúne a cantar canciones de parranda durante las Navidades. No me sé la letra de todas.

Cuando voy a la Santa Misa en la parróquia Católica en Bayamón, me confundo porque todavía no me he memorizado la oración que empieza “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz…”

Pero el sacerdote me saluda siempre con mucha emoción porque siempre vamos allí los sábados durante las vacaciones.

En el vecindario de Bayamón donde residen mi Abuelita y mi Tití, hay una reposteria española donde nos conocen más a mí y a Mami porque siempre vamos a almorzar allí.

Y tanto en casa de Abuelita como en casa de Tití, sé que puedo rebuscar en la nevera sin pedir permiso porque lo que es de ellos es mío también.

A fin de cuenta, he aprendido que la nostalgia que uno siente al siempre extrañar a un sitio o el otro es lo que le añade dulzura a la vida. Si lo pudieras tener todo siempre, te sabría igual.

Hoy, el cuatro de julio, le doy gracias a Papa Dios y la Santísima Madre que soy de las personas bendecidas que tiene dos hogares, cuando hay muchos que son exiliados de su propio país.

Al beber la taza de espresso con leche, azucar y espuma que me preparó Mami, refleccioné en el hecho que hay personas que le huyen a su país de origen en terror, solo para huirle a la ley aquí. Pensé en lo afortunada que soy porque tengo la libertad de visitar a Puerto Rico cuando quiero, y regresar a Orlando, y ni siquiera requiero un pasaporte. Claro, eso no cura la nostalgia que siento cuando veo mi banderita con una sola estrella volando, pero por lo menos me da la esperanza de que pronto volveré a esa repostería, a comerme un medianoche en pan de mallorca, y añorar a la Florida. El no tenerlo todo a la vez le añade dulzura a la vida. Hoy brindo a la salud y prosperidad de todos ustedes, estén donde estén.

Le dedico esta entrada de blog a mis dos abuelitos, quienes están en el cielo, los dos cuales sirvieron honorablemente en las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Que descansen en paz.

Bendiciones,

Laurita

 

 

When I moved to this country, I was a tiny, inoffensive creature. I was only three years old, so I hadn’t even begun school. I have no memory of having lived in Puerto Rico. However, from the time I was little, I demonstrated to my parents that I have a headstrong personality and that I defend my values.

I recall at age 7 or 8, demanding, “Why didn’t you wait until I was old enough to give permission to move from Puerto Rico?”

I had barely started elementary school, and already I longed to be of age of consent! Perhaps my claim sounded unreasonable, but my justification was simple: I was an only child and I missed my first cousins, who were like siblings to me.

I additionally insisted on speaking only in Spanish with my family members, and at home. If I found out that someone could speak Spanish, I would refuse to talk with them in English. This drove all my visiting relatives crazy, and they would beg me, “Please say something in English!”

Now I’ve been living with my parents in Orlando, Florida the past 21 years. I’ve grown accustomed to the daily rhythm of this town, although I often find it boring. (I’d prefer to live in a more metropolitan city, like New York!)

I’ve formed very valuable ties and connections here, and for many reasons, I can’t imagine ever having grown up anywhere else. But I still get very nostalgic whenever I hear an aguinaldo, a salsa, or a sentimental song about my homeland.

In the past, when I visited my family in Puerto Rico (I have half of my “immediate family”– uncles, aunts, first cousins– in Orlando, and half over there), I would feel out of place, like I couldn’t follow the rhythm of this country because I didn’t live the “day-to-day” routine there.

Then, I would return to the United States and feel frustrated because no one else understood what I had experienced in Puerto Rico.

Now, when I visit Bayamón– and San Juan, and Santurce– I feel I know the pace. I have friends there. I fit in as easily there as I do here. I still feel like a foreigner whenever my family gets together to sing parranda songs during Christmas. I don’t know all the words.

When I attend the Holy Mass at the Catholic parish in Bayamón, I get confused because I still don’t know all the words to the prayer that begins, “Glory to God in Heaven, and on earth, peace…”

But the priest greets me with great emotion because we go there every Saturday evening while on vacation.

In the Bayamón neighborhood where my Abuelita and Tía live, there’s a Spanish bakery where Mami and I are more often recognized because we always have lunch there when we visit.

And at Abuelita’s as well as at Tití’s, I know I can rummage through the fridge with abandon, because what’s theirs is also mine.

When all is said and done, I’ve learned that the nostalgia one feels at not being able to have it all at once makes life sweeter. If you could have it all at once, it wouldn’t taste the same.

Today, on the Fourth of July, I thank God and my Blessed Mother that I’m one of those blessed with two “homes,” when there are many people who are exiled from their own countries.

As I sipped a mug of espresso with milk and sugar, which Mami prepared with foam, I reflected on the reality that there are people who flee their country in terror, only to flee the authorities here. I thought about how fortunate I am because I have the freedom to visit Puerto Rico whenever I like, and return to Orlando, and I don’t even need a passport. Of course, that doesn’t cure the nostalgia I feel when I see my single-star flag flying high, but at least it gives me hope that I will soon return to that bakery, to eat a medianoche (“midnight” sandwich) on a mallorca (a sweet bun), and yearn for Florida. Not having everything at once adds sweetness to life. Today I toast to your health and prosperity, wherever you are.

I dedicate this blog post to both my grandfathers. They both served honorably in the U.S. Armed Forces. May they rest in peace.

 

Blessings,

Laurita

12 thoughts on “El Día de la Independencia”

  1. que bonito Laurita, que ejemplo tu excelente manejo del espanol habiendo llegado tan chiquita aqui y tu apego a las raices latinas 🙂 felicidades!

    1. Eliana,

      ¡Muchas gracias por tu comentario tan lindo! Aprecio tanto tu apoyo. Ya visité tu blog y de seguro que lo voy a visitar a menudo, pues me conmovió mucho. Tengo muchas amigas que son madres de niños con “special needs” y mi propia madre es mi ángel. Sigue adelante y espero que nos mantengamos en contacto.

      Un abrazo,

      –Laurita 😉

    1. ¡Blanquita! Tu sabes lo mucho que te quiero y cuento contigo. Gracias, amiguita, por tu apoyo. Eres mi “hermana bloguera.”

      Bendiciones, and yes, let’s celebrate our diversity! We’re MORE than just a “melting pot.”]

      –Laurita

  2. Laurita,

    Aunque no te conozco personalmente, comparitimos la misma meta en continuar
    con nuestra cultura mientras a la misma vez apreciamos otra aqui en este pais.
    Un saludo desde California, Jose Gaspar.

  3. Aw! I confess, I used Google translate, so I didn’t get an exact translation… but this is such a sweet story. <3 Thanks for posting! I like how you write- and not to hamper the hydrocephalus/sb cause, I'm excited to read what you put here!

  4. Myrna Calderon

    Felicidades Lauri,

    Estoy orgullosa de ti porque se que pones mucho esfuerzo y corazon en todo lo que te apasiona. Que Dios te guie siempre.

    TQM,
    Mami

    1. Mami,

      ¡Te amo! (Y estoy practicando el punto de exclamación invertido.)

      Si no fuera por el apoyo tuyo, y el apoyo de Papi, no lograría nada. Dios y la Virgen me dieron un regalo muy especial en darme a ustedes como padres. Todo lo que hago, lo hago para ustedes.

      TQM siempre,

      –Laurita

  5. Te felicito por tu nuevo blog. Es el primer blog en Espanol en el que participo. Me encanta saber que aunque no te criastes en Puerto Rico tu domino del espanol es excelente. Volvere a visitarte, estoy poniendo tu blog en mis favoritas.

    muchos excitos y bendiciones.

    Leonarda

    1. Thor,

      Thank you so much for your wonderful feedback! I’m so happy you liked my post. It was challenging to try to tell that story and give enough introduction as to have the readers understand just why humor was so critical for us.

      Hugs,

      Laurita

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