Cuando primero me invitaron a asistir a una cena y degustación de vinos en el área de Winter Park, no estaba segura de qué esperar. Aunque me siento afortunada de tener la oportunidad de comer y beber en restaurantes excelentes muy a menudo (en Orlando hay muchos, y vivo en “Restaurant Row”), son pocas las veces que he podido participar de un evento culinario en calidad de bloguera.
Hace dos semanas, fui invitada a un evento inolvidable auspiciado por Columbia Crest Wines, en el restaurante Prato en Park Avenue, la calle más “chic” de Winter Park. Sin lugar a duda, el invitado de honor (y también anfitrión) fue Juan Muñoz Oca, el enólogo principal que supervisa la creación de vinos para la compañía, que está basada en el estado de Washington.
Juan Muñoz Oca, vinicultor principal de Columbia Crest Wines, se crió en Mendoza, Argentina con tres generaciones más de expertos de vino. Juan Muñoz Oca, Head Winemaker of Columbia Crest Wines, grew up in Mendoza, Argentina, with three generations of wine experts. © 2012 Columbia Crest Winery
Entre 2005 y 2011, los hispanos bebieron 34 por ciento más vino que en años anteriores. En adición, el número de copas de vino consumidos por hispanos cada mes aumentó casi el 50 por ciento al mismo tiempo.
Al sentarnos en la mesa, me di cuenta que me iba a tocar sentarme al lado del joven Muñoz Oca. Primero me intimidaba la idea de sentarme al lado de alguien que sabe tanto sobre un temo acerca de cual no conozco nada. ¡Pero pronto me di cuenta de la ventaja grande que tenía en poder hacerle todas las preguntas que quisiera! Muñoz Oca no pudo haber sido más amable y dispuesto a hablar sobre su pasión, y la noche estuvo repleta de conversación agradable.
Juan Munoz Oca comenzó su educación sobre los vinos a los ocho años, cogiendo uvas en la viña de su abuelo. Luego, mientras estudiaba en la universidad, trabajó con diferentes compañías de vino, y eventualmente decidió mudarse al estado de Washington. Dice Muñoz Oca, “El estado de Washington es un lugar muy especial por muchas razones. El mejor clima para crecer uvas, las mejores prácticas y técnicas de hacer vinos, y personas con el deseo de crear la mejor botella de vino [es a lo que se dedica] Columbia Crest.
Con Adriana Martín, una de mis mejores amigas blogueras. With Adriana Martín, one of my blogger besties.
La cena comenzó con un vino blanco, un Chardonnay de la colección “H3” o “Horse Heaven Hills” de Columbia Crest. De acuerdo al sitio Web, este vino tiene notas de manzana cocinada, madreselva, nuez moscada, y un toque de mineral. Distintos sabores a frutas dan a luz a una terminación cremosa. Fue divino, pero como aprenderás, no fue mi favorito. 😉
El Chardonnay de Horse Heaven Hills Horse Heaven Hills Chardonnay
El Chardonnay vino acompañado por una selección de entremeses exquisitos– un surtido de aceitunas marinadas en vino (¡qué apropiado!), y un surtido de quesos, salami y otras carnes frías como aperitivo. Les confieso que esto fue una de mis favoritas partes de la cena. Me fascinó las combinaciones peculiares de ingredientes (por ejemplo, mortadella de conejo con manzanas picadas) que el fin lograron una fusión perfecta de sabores. Lo salado, agrio, y dulce se balanceó muy bien.
Luego trajeron un plato de albóndigas marinadas en cipollini agrodolce, un tipo de cebolla. Les digo que nada más al ver una foto de esas albóndigas quisiera estar devorándolas ahora mismo.
También trajeron un Bone Marrow Crostini (un crostini de médula ósea) que estuvo muy delicioso. La combinación de los quesos familiares con el sabor extraordinario de la médula hicieron una combinación ideal.
Crostini de médula ósea Bone Marrow Crostini
Estos platos los acompañamos con Les Chevaux Red Wine, que era una mezcla de distintos vinos rojos. Era una combinación muy elegante de 80% Merlot, 13% Cabernet Sauvignon, y 7% Syrah, y era uno de los mejores vinos rojos que he probado. (¡Y es una de las raras veces en que beber tres en uno funciona agradablemente!)
Vino rojo Les Chevaux Les Chevaux Red Wine
Me entusiasmé mucho cuando nos trajeron pizzas– y tres clases de ellas. Nosotros probamos la Margherita, la Fiorentina, y la Salsiccia. La primera es salsa pomodoro, fior di latte (mozzarella), y albahaca fresca. La segunda, la Fiorentina, tenía crema de espinaca, prosciutto rossa, y queso fontina fonduta. La pizza Salsiccia consistía de chorizo, broccoli rabe (parecen grelos) y provolone picante. Todas las pizzas fueran un éxito.
Pizza Salciccia
A demás de la pizza, nos sirvieron strozzapreti nero del mare con citrus gremolata, pero no pude probarlo porque soy alérgica.
También con la cena probamos un Cabernet Sauvignon de la colección de Horse Heaven Hills. A la verdad que ya a este punto, no había probado nada que no me gustara. Todos los vinos tenían un sabor auténtico, y el Cabernet no era una excepción.
La cena concluyó con un surtido de postres exquisitos: tiramisu, un “pound cake” de chocolate con mousse de Nutella, el Maple Budino, que era una crema con especias y turrón de semillas de calabaza, y una variedad de los diferentes sorbet y gelato que sirven allí. Lo bajamos con un Moscato de la colección Grand Estates– que para mí fue la pièce de résistance.
Aquí debo pausar y explicar que yo no puedo resistir un buen Moscato– no demasiado de dulce. Al primer sorbito del Moscato, me asombró tanto el poder distinguir fácilmente los tonos de melocotón. Este fue mi favorito de todos. No puedo esperar a degustarlo de nuevo.
La experiencia de asistir a la degustación, en adición a disfrutar una cena fina y elegante, pero que tuvo toda la informalidad de una reunión casual con amistades, es una que nunca olvidaré. Le agradezco tanto a Diana Valdez de GolinHarris, que representa a Columbia Crest Wines, por extenderme la invitación. También tengo que agradecerle a Juan Muñoz Oca, quien nos recibió a todos muy cálidamente y nos dejó saber que no había ninguna pregunta muy ridícula. Aunque llevo años probando vino con la comida y en eventos y conferencias, de verdad le acredito a Muñoz Oca con el comienzo de mi educación– y verdadera apreciación– sobre el proceso de creación y disfrute de los vinos.
Un consejo importante que me dio Muñoz Oca cuando le pregunté sobre cómo distinguir los sabores de los vinos fue lo siguiente: escoge dos vinos para degustar uno al lado del otro. Lo más contraste que hay entre los dos, lo mejor, y lo más fácil que se te hará distinguir los sabores peculiares de cada uno.
Ojalá y algún día tenga la oportunidad de visitar a una viña. Mientras tanto, seguiré aprendiendo más sobre los vinos en el sitio Web de Columbia Crest Wines, su página de Facebook, y a través de su cuenta de Twitter. Espero que ustedes también sigan las aventuras de esta compañía de vinos que vive la filosofía de mejores vinos a mejores precios.
Asegúrense leer la entrada de mi amiga Adriana sobre este evento donde coincidimos.
Y ahora, disfruten ustedes una conversación que tuve con Juan Muñoz Oca, nuestro anfitrión y ‘profesor’ aquella noche.
When I was first invited to attend a wine tasting dinner in the Winter Park area, I wasn’t quite sure what to expect. Although I feel fortunate to have the opportunity to dine frequently at excellent restaurants (Orlando has many, and I live on “Restaurant Row”), I’ve seldom been able to participate in my role as a blogger.
Two weeks ago, I was invited to an unforgettable event hosted by Columbia Crest Wines, at Prato on Park Avenue, the most chic street in Winter Park. Without a doubt, the guest of honor (and host, too) was Juan Muñoz Oca, the Head Winemaker who supervises the creation of wines for the Washington state-based company.
Juan Muñoz Oca y yo, después de una cena muy informativa y divertida. Juan Muñoz Oca and I, after a very informative and fun dinner.
Between 2005 and 2011, Hispanics in the U.S. drank 34 percent more wine than in previous years. In addition, the reported number of glasses of wine consumed by Hispanics saw an increase of nearly 50 percent during the same time.
As we were being seated at the restaurant, I immediately noticed I would be sitting next to the young Muñoz Oca. At first, I was intimidated by the thought of sitting beside a person who knows so much about a topic I know nothing about. But soon I realized I was at a great advantage as I was able to ask him all the questions I wanted! Muñoz Oca couldn’t have been more amiable and willing to discuss his passion, and the night was filled with great, friendly conversation.
Juan Muñoz Oca began his winemaking education at eight years old, picking grapes at his grandfather’s winery. Later, while in college, he gained more experience at different wineries, and eventually decided to move to Washington state.
“Washington state is a very special place to grow grapes for many reasons,” says Muñoz Oca. “The perfect grape-growing climate, the best viticultural practices and people committed to crafting the best bottle of wine vintage after vintage is what Columbia Crest’s winemaking is all about.”
Dinner commenced with a white wine– a Chardonnay from Columbia Crest’s “H3” or Horse Heaven Hills collection. According to the Web site, this wine contains notes of baked apples, honeysuckle, nutmeg, and hints of mineral. It was divine, but as you’ll find out, it wasn’t my favorite. 😉
The Chardonnay was accompanied by a selection of savory appetizers– an assortment of olives marinated in wine (how appropriate!), an assortment of cheeses, salami, and other cold cuts for starters. I confess this was one of my favorite parts of the meal. I was fascinated by the peculiar ingredient combinations, (such as rabbit mortadella with chopped apple bits) that in the end formed the perfect flavor fusions. the salty, sour and sweet all balanced out well.
Aceitunas marinadas en vino Olives marinated in wine
Later they brought out a plate of meatballs marinated in cipollini agrodolce, a type of onion. I’m telling you, just looking at a picture of these, I wish I could devour them right now.
Albóndigas marinadas en cebollas cipollini. Prato Meatballs, marinated in cipollini agrodolce (onions).
They also served us a Bone Marrow Crostini that was delicious. The blend of familiar cheeses with the taste of the bone marrow was an ideal combination.
These dishes were accompanied by Les Chevaux Red Wine, a mixture of different red wines. It’s a very elegant blend of 80% Merlot, 13% Cabernet Sauvignon, and 7% Syrah, and it was one of the best red wines I’ve tasted. (And it’s one of those rare moments when a 3-in-1 wine works beautifully!)
I was very excited when they brought out the pizzas– and three kinds, too! We tried the Margherita, the Fiorentina, and the Salsiccia. The first has pomodoro sauce, fior di latte (mozzarella), and fresh basil. The second one, the Fiorentina, consisted of spinach crema, prosciutto rossa, and fontina fonduta. All of the pizzas were a success.
Besides the pizza, they served us strozzapreti nero del mare with citrus gremolata, but I couldn’t try it because I’m allergic.
Strozzapreti nero del mare
Also with the pizzas we had Cabernet Sauvignon from the Horse Heaven Hills collection. Honestly, at this point, I had not had anything I didn’t like. All of the wines had an authentic taste, and the Cabernet was no exception.
The dinner concluded with an array of exquisite desserts: Chocolate Pound Cake with a Nutella mousse, Tiramisu, Maple Budino, which includes a spiced crema and pepita seed brittle, and finally an assortment of their gelatos and sorbets. We washed it all down with Columbia Crest’s Grand Estates Moscato.
Postres Desserts
Here I have to pause and let you all know that I cannot resist a good Moscato– not overly sweet. At the first sip, I was surprised to be able to easily distinguish the notes of peach. This was my favorite one of all. I can’t wait to taste it again.
The experience of attending this wine-tasting, in addition to enjoying a fine and elegant dinner that still had the informal feel of a meeting among friends, is one I will never forget. I’m so grateful to Diana Valdez of GolinHarris, who represents Columbia Crest Wines, for inviting me. I also have to thank Juan Muñoz Oca, who received us all very warmly and let us know that no question was too ridiculous. Although I’ve been drinking one with meals for years, and at events and conferences, I really credit Muñoz Oca with the beginning of my education– and sincere appreciation– for the preparation and enjoyment of wines.
One important piece of advice Muñoz Oca gave me when I asked him about how to distinguish the tastes of different wines was the following: he suggested choosing two different wines to taste side by side; the bigger the contrast between the two, the easier it will be for you to distinguish the unique flavors of each.
I hope someday I’ll have the opportunity to visit a vineyard. But until then, I’ll keep learning about wines at the Columbia Crest Web site, and by following them on Facebook and Twitter. I hope you all, too, will follow the adventures of this company that is living its philosophy of making great wines sold at great prices.
Make sure to read my friend Adriana‘s recap of this event where we coincided.
See below to enjoy the video of my conversation with Juan Muñoz Oca, our host and “professor” that night.
–Laurita 🙂
What an exquisite experience! I live not too far from some great wineries, I really need to go.
Lucky you to be close to wineries! So far, I can only think of one that isn’t far from me. I will have to go visit Washington State someday! #BucketList 😉
Me encanta! Living an hour away from Napa and Sonoma, I love wine tasting and/or a nice sit-down dinner with a glass of red wine. Lately, I’ve been on a Malbec kick. 🙂
Thanks for the review, Laurita. Of course, now you made me hungry!
Wow! What a great experience! I’m so jealous. It sounds like you not only had a great meal but great companions as well. Thanks for sharing this with all of us. I want to go to a wine-tasting now…:)
Can’t wait to try that Moscato ;P